Cuando te dicen que hay una Microbodega en el corazón de la Sierra del Espadán (Castellón) imaginas que alguien en su casa está haciendo vino, si te hablan de variedades, supones que las encontrarás variopintas. Así pues, pones ruta al municipio de Azuébar para visitar la Microbodega Dominio de Rodeno.
Llegas al pueblo e inmediatamente, y siguiendo las instrucciones del navegador ubicas una puerta pintada con una racimo de uva estilo graffiti y al lado el cartel que indica que es la Microbodega.
Allí nos abre la puerta Francis y efectivamente la visión que tienes es de una microbodega, con sus 4 pequeños depósitos de acero inoxidable, unas 7 barricas, una prensa y una encorchadora, todo en 35 m2.
Empezamos a conversar y Francis te cuenta que por fin ha hecho realidad su sueño, tras varios años como imagen comercial de un gran grupo vitivinícola riojano, este vallero (dícese natural de la Vall d'uixó) colgó las botas para dedicarse a producir su propio vino.
Conforme vas conociendo su historia y todo lo que conlleva montar una bodega, te vas dando cuenta que no es alguien que un día decidió hacer su vino, sino que es un proyecto muy pensado y trabajado que da como resultado unas 10 mil botellas repartidas en 8 vinos diferentes.
Tras la jubilación de dos viticultores y bodegueros de la zona, Francis, en plena pandemia decide hacerse cargo de la viña, con variedades como la Garnacha, Monastrell, Syrah, Tempranillo, cabernet sauvignon, Planta Fina, Viognier y la más autóctona y vieja del lugar, la Mondragón.
Pequeñas parcelas en unos parajes de la Sierra del Espadán cuya principal característica son los suelos de rodeno, cuya diferencia con otros suelos es la aportación de una frescura extraordinaria a los vinos.
Aunque algunos de los vinos los tiene agotados, tuvimos la suerte de poderlos probar todos, ya que estaban próximos a embotellar y pudimos empezar a sentir y conocer el trabajo que se habían hecho con estas vinificaciones tan pequeñas.
Francis lo tiene claro, su conocimiento sobre el vino está adquirido por los miles de Km que ha recorrido, donde ha conocido enólogos, bodegueros y viticultores que le han permitido saber cuáles son sus gustos, su formación como enólogo, también le ha ayudado mucho para convertir los racimos que él mismo cuida con esmero en vinos muy diferentes, atractivos y emocionantes.
Toques de la Borgoña y el Ródano, vinos con una línea trazada entre el Jura y Jerez, pasando por la margen izquierda de la Gironde con estilos tipo Margaux para terminar con un vino estilo norte de España. Así podemos resumir los 8 vinos que Francis elabora en su microbodega.
En cuanto a la imagen, etiquetas de los vinos, está todo pensado. Con un hilo conductor que relata desde el origen de las uvas, pasando por la mención a los paisajes y parajes y hasta haciendo un Clarete como vino de pueblo, no te vas a quedar indiferente.
El Vino de Pueblo se llama Escalinata, es un clarete con el que según Francis “es nuestra interpretación de los vinos del ayer. Mezclando uvas tintas y blancas tal y como se hacía en el pasado”. Las variedades son 75% Syrah y 25% Viognier fermentadas y criadas durante 5 meses a la vez en barrica.
Malababa velo Flor, un vino blanco fermentado como un tinto y con una crianza biológica que lo hace muy diferente a cualquier otro que hayas probado. La proporción es 90% Viognier 10% otras variedades blancas del terreno.
Cuvée XIII es el vino tinto que más representa el lugar 40%. Garnacha, 30% Monastrell, 30% Syrah. Se elabora usando la Garnacha con racimo entero, el Monastrell pisado con los pies y la Syrah despalillada. Tras la co-fermentación, de modo espontáneo sucederá la maloláctica en barrica de roble francés de 500L, en su trayecto estará 7 meses en el mismo
Bankalada, es una parcela formada por 13 terrazas. Conocidas también por “bancales”.
100% Cabernet Sauvignon, de suelos compuestos por margas calcáreas. Junto a la misma, cruza en vertical uno de los barrancos de mayor longitud; barranco los pinos. Se distingue por ser un suelo, uva variedad, una parcela y un microclima englobando a un vino de producción exclusiva: solo 631 botellas de 750 ml en la cosecha de 2022.
Desde el despalillado parcial hasta la crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros, «Bankalada» es el resultado de una elaboración cuidadosa y precisa. Las uvas experimentan una fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable a temperatura controlada de 24 grados Celsius, seguida de una maceración pre y post fermentativa en frío con delestage. La fermentación maloláctica y la crianza en barrica añaden complejidad a este vino, que presenta un distintivo 14% de contenido alcohólico.
En su etiqueta, hacemos reflejo de un diseño que nos trasporta hasta la historia real del vino en esta tierra. Cartuja Valldecrist. Oden de los cartujos 1385, Altura, Castellón.
Danza de los corzos es un Vino de paraje compuesto por un 75% de Cabernet Sauvignon y un 25% de Merlot. Desde el despalillado de las uvas hasta la fermentación alcohólica separada por variedades en depósitos de acero inoxidable a 26 y 28 grados Celsius, «Danza de los Corzos» es una expresión que hacen tributo a sus orígenes varietales. La maceración, pre y post fermentativa en frío con delestage, junto con la fermentación maloláctica y una crianza en barricas de roble francés de 225 y 500 litros, agregan capas de complejidad. Entre 8 y 10 meses de crianza según año.
Ojos negros es un Vino de pueblo. Encuentra su origen en suelos arcilloso-calcáreos con canto rodado, una combinación única que aporta carácter y complejidad. Cada sorbo es un paseo por la tierra, donde la uva, cultivada con esmero, revela su potencial máximo en cada botella. Variedades tradicionales en recuperación.
MIRADAS AZULES es un Vino de paraje 100% Tempranillo. Este vino encuentra su identidad en la tierra única de la Sierra de Espadán. Las uvas, cultivadas en suelos de rodeno, areniscas de cuarzo y sílice, absorben la riqueza mineral de este terroir excepcional. Este equilibrio de elementos se traduce en un vino que captura la esencia misma de la montaña.
En definitiva, comprender el estilo de vinos de Francis, es darse una vuelta por los principales elaboradores del viejo mundo, la frescura y complejidad son la nota principal de estas elaboraciones, mi consejo es disfrutarlos para entender lo que expresan, fuera de modas y de prejuicios, es por eso que los mejores restaurantes que seleccionan estos vinos, entienden que no es lo común en sus cartas y si no estas dispuesto a arriesgar y probar algo diferente que pueda sorprenderte, no son tus vinos.
Encantados de haber conocido el proyecto y haber disfrutado de un rato muy agradable y cordial.