El
barro cocido es uno de los primeros materiales producidos por el ser
humano y que, a día de hoy, seguimos utilizando por sus extraordinarias
cualidades. Desde tiempos remotos se han empleado las tinajas de
terracota en la elaboración de vinos, tanto para su fermentación como
para su crianza, conservación y transporte. Las evidencias más antiguas
que constatan la vinificación se remontan a 8.000 años atrás en Georgia,
donde en un yacimiento arqueológico se han encontrado fragmentos de
grandes jarras de barro cocido que contienen restos de ácido tartárico,
málico, succínico y cítrico, compuestos que contienen los vinos.
Sin
tener que remontarnos tanto tiempo atrás, en Requena podemos visitar La
Solana de Las Pilillas, el yacimiento arqueológico para la elaboración
de vino más antiguo que se conserva en la península ibérica, datado en
el siglo V a. C. y donde se han encontrado abundantes fragmentos de
piezas de terracota utilizadas en el proceso.
En
la actualidad algunos de los elaboradores más creativos han vuelto a
trabajar con tinajas por las particularidades que aporta este material,
como la lenta y constante micro oxigenación a través de sus poros, la
concentración del vino, que aumenta su estructura por la pérdida de
parte del agua por capilaridad, y por respetar las características de
cada variedad de uva en estado puro al no transmitir sabores ni taninos,
como ocurre con la madera. No es fácil trabajar con ellas, hace falta
un conocimiento en profundidad en estas técnicas, pero el resultado de
los vinos criados en tinaja vale la pena.
Clay, los vinos de Murviedro criados en tinaja tradicional
Murviedro viene utilizando desde hace años las tinajas tradicionales para la crianza su vino más emblemático, La Casa de la Seda, que realiza en su Bodega Histórica del barrio medieval de La Villa de Requena.
Con la experiencia adquirida en este tipo de elaboración sale al canal Horeca la nueva gama Clay,
tres vinos dedicados a la alta restauración y a los aficionados que
aprecian la pureza y expresividad de elaboraciones tan cuidadas. Todos
estos vinos son orgánicos y aptos para dietas vegetarianas y veganas al
estar clarificados y filtrados con productos de origen mineral y
vegetal.
Clay Bobal 2022
es un tinto varietal muy particular, elaborado con uvas provenientes de
agricultura ecológica de pequeñas parcelas de cepas viejas de muy baja
producción. Tanto en el campo como en la bodega la filosofía empleada es
de mínima intervención, intentando reflejar todo el potencial del
terruño.Está
fermentado con sus propias levaduras autóctonas. Una vez que el vino
está estabilizado tiene una crianza de 6 mesas con sus lías finas en
tinajas tradicionales barro cocido de 1.000 litros.
Su
color es un precioso rojo púrpura propio de la variedad Bobal. En su
aroma predominan los aromas frutales que recuerdan a frutas del bosque,
plantas aromáticas, violetas y especias como el azafrán. En el paladar
aparece su gran paleta de frutillos rojos y negros, con un punto goloso
(confitura de grosellas). Con buena acidez y frescor, el vino se muestra
persistente, con taninos sedosos y un fondo mineral.
Clay Xarel·lo 2022
es un vino blanco varietal elaborado con uvas viñas viejas de cultivo
ecológico en terreno arcilloso. Las uvas realizan una larga maceración
en frío antes de su prensado y fermentan con sus propias levaduras
autóctonas. Con su envejecimiento de 3 meses en tinaja este vino único
demuestra el gran potencial de calidad de la Xarel·lo.
El
color del Clay Xarel·lo es amarillo limón con reflejos verdosos. Su
aroma es intenso y complejo, con matices a fruta blanca madura, fruta de
hueso, cítricos y notas de flores blancas. Aparecen ligeros recuerdos
tropicales, herbáceos y anisados. En boca es fresco, salino y mineral.
Clay Garnacha Blanca 2022,
es todo un tributo a lo auténtico, a la arcilla de las tinajas en las
que está criado este vino varietal de Garnacha Blanca, de uvas
procedentes de pequeñas parcelas de viñas viejas, que fermentan con sus
propias levaduras autóctonas al proceder de cultivo ecológico.
El
color de este exclusivo vino es amarillo verdoso, muy brillante. Tiene
aromas cítricos, a limón y a piña sobre un delicado fondo de flores
blancas. Tiene una entrada de boca con frescura, sabor afrutado, con
buena acidez, equilibrado y con un final largo y persistente donde
vuelven a aparecer las notas cítricas.
Botellas de gres esmaltado
Las
botellas que contienen a estos vinos son también muy especiales, están
hechas de gres esmaltado, un material de propiedades muy diferentes a
las de una botella convencional de vidrio. La cerámica es totalmente
opaca a la luz, van cerradas con tapón de corcho y están protegidas con
lacre de un color diferente para cada tipo de vino.