En el vino, la "madre" son todos esos posos que se forman en el fondo de las barricas, todas esas impurezas de la uva y restos de levadura que quedan en la copa cuando bebemos vinos no filtrados. Su olor recuerda la levadura del pan.
Quizá por eso se llame madre, por todos esos posos que las madres dejan en nosotros. Los valores, la educación, los consejos... todo aquello que se queda dentro de nosotros y que nos ayuda a crecer.
Hoy, primer domingo de mayo, celebramos el Día de la Madre. Yo también soy madre y ahora son ellos quienes me regalan a mí. Este año, un libro: La templanza, de María Dueñas y... ¡Sorpresa! Al leer la sinopsis en la contra portada encuentro esto:
"De la joven república mexicana a la radiante Habana colonial; de las Antillas al Jerez de la segunda mitad del XIX, cuando el comercio de vinos con Inglaterra convirtió la ciudad andaluza en un enclave cosmopolita y legendario. Por todos estos escenarios transita La Templanza, una novela que habla de glorias y derrotas, de minas de plata, intrigas de familia, viñas, bodegas y ciudades soberbias cuyo esplendor se desvaneció en el tiempo".
Todavía no he tenido tiempo de leerla, pero creo que me va a encantar.
Imagen. Ilustración de las guardas de Merche Gaspar para La Templanza, de María Dueñas.