Nos hemos acostumbrado a hacer rankings de todo lo que nos rodea,
equipos de futbol, jugadores, personas más influyentes, políticos... y
como no de vinos. Existen guías donde se puntúan vinos, comerciales,
blogs, afamados influyentes anglosajones... y son una referencia para
muchas personas que quieren iniciarse en el mundo del vino o simplemente
son su guía de cabecera a la hora de elegir sus vinos.
Algunos recordamos el 'affaire' de un catador Norteamericano traído de la mano de un Master of Wine
español a diferentes denominaciones de origen, donde supuestamente, elpersonaje , venía a catar y puntuar vinos españoles de diferentes
zonas vinícolas y que acabo en escándalo, los bolsillos repletos de
euros de los organizadores, con la dimisión del mismo en su Guía de Vinos y no se si la guía llegó a incluir las notas de esas 'catas'.
También es cierto que los gustos son propiedad de cada persona y las
guías pueden orientarte a decidir comprar un vino o no, para no poner en
entredicho el trabajo de los que elaboran estas listas, he de reconocer
que un trabajo de catar vinos no es fácil pero hay que buscar un
equilibrio entre tus gustos y los de los demás.
Buscar un vino que te sorprenda hoy en día es difícil, hay grandes vinos y mucha competencia, pero los criterios hay que marcarlos desde la propia personalidad de cada uno. Los vinos que buscan un estándar pueden ser una opción para quién tenga este tipo de gustos, pero lo bonito es aprender a crear tus propias emociones y sensaciones a la hora de catar un vino.
Los vinos con la personalidad del terruño, la bodega y la añada son
sorprendentes algunas veces y no siempre son del gusto del consumidor,
lo que está claro que cada enólogo aplica su técnica en busca de gustos
lo más atrayentes y eso es lo bonito de este mundo.
Cada uno debe ser capaz de decidir por sus gustos y quizá ese ranking
o lista de vinos debería ser diferente, bajo mi criterio, pienso que se
debería transmitir las sensaciones de forma más explicita que un número
entre 0 y 100, buscando un equilibrio entre la razón y el
corazón, abriendo el paladar a nuevos sabores y confiando en los
sentidos propios y personales.
Concluyendo pues, nadie puede más que uno mismo puntuar o elaborar una
lista de vinos para poderlos disfrutar y comparar con los sentidos que
se desean y desde luego seguir buscando y catando en la variedad de la
oferta, que es mucha y variada.
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